Una nueva investigación indica que los gigantes gaseosos, como Júpiter y Saturno, se forman rápidamente después de que lo hacen sus estrellas. De hecho, probablemente se forman dentro de los primeros 10 millones de años de la vida de una estrella, o de lo contrario nunca se forman en absoluto.
Los astrónomos de la Universidad de Arizona realizaron una búsqueda exhaustiva de gas alrededor de 15 sistemas estelares diferentes similares al sol, con edades comprendidas entre 3 y 30 millones de años.
Todas las estrellas que vieron contenían menos del 10% de la masa de Júpiter girando alrededor de ellas. En otras palabras, los gigantes gaseosos ya se habían formado y absorbieron todo este material. Incluso para las estrellas más jóvenes.
Los astrónomos piensan que este gas podría ser importante para la formación de planetas terrestres, como nuestra propia Tierra. Podría ayudar a estabilizar las órbitas de los planetas rocosos en órbitas circulares que podrían soportar la vida.
La investigación se realizó utilizando el Telescopio Espacial Spitzer de la NASA, que puede mirar a través de los ambientes polvorientos en los que se forman estas estrellas.